martes, 8 de septiembre de 2009

Grupos extremistas hacen peligrar el proceso de paz en Nepal


Por Fabián Bataglia

A más de un año de la salida del último monarca de la dinastía Shah y de la instauración de la república, Nepal no ha podido consolidar un proceso de paz sólido. Desde el final de la guerra civil entre las tropas gubernamentales y la guerrilla maoísta en 2006, las propuestas de paz, sostenidas por promesas mutuas, no pudieron dar término a los hechos de violencia.
La victoria de los maoístas en las elecciones de junio de 2008, hecho que decretó la abolición de la monarquía luego de 240 años en el poder, dio inicio a un proceso democrático minado de discordancias y desacuerdos. Esta coalición, con el 37 por ciento de los escaños en el parlamento, formó un gobierno apoyado en la promesa de insertar en el ejército regular a 19 mil guerrilleros armados. Sin embargo, esta promesa no parece tener un final cierto. A principios de 2009, los maoístas debieron abandonar el gobierno cuando intentaron deponer a altos jefes militares quienes se oponían al ingreso de los guerrilleros a los cuadros del ejército.
El nuevo gobierno, compuesto por una alianza de leninistas y comunistas, tiene como principal objetivo tratar de consolidar la paz, por lo que deben intentar por todos los medios cumplir con la promesa del armisticio de 2006: dar trabajo a los ex guerrilleros. El deseo de los maoístas de que sus combatientes formen parte de las fuerzas regulares, choca con el pensamiento de los jefes militares quienes creen que éstos no cumplen las normas básicas para ser parte del ejército.
La decisión del nuevo gobierno de aceptar estas condiciones, puede acarrear serios inconvenientes. Por un lado el descontento de los jefes militares y por el otro la capacidad de los maoístas, quienes declaran querer instaurar en Nepal una dictadura, de tener en las fuerzas armadas adeptos a su causa. Si los guerrilleros, quienes permanecen en campos desmilitarizados custodiados por observadores de la ONU, no son rápidamente insertados en la sociedad nepalí, el descontento puede hacer tambalear el ya frágil proceso de paz.
Para empeorar las cosa los líderes maoístas, quienes desde en mayo pasado se ubicaron en una posición duramente crítica al gobierno, crearon la Liga de Jóvenes Comunistas (YCL por sus siglas en inglés), grupo destinado al choque callejero con las fuerzas de seguridad. Según observadores en Katmandú estos grupos se asemejan a los creados en los años '20 por los comunistas y fascistas de Europa, para intimidar a las autoridades y a la población en general con el fin de imponer su voluntad.
Pero las demandas del maóísmo no son el único problema que atraviesa este país. en mayo pasado una bomba exploto en la Iglesia de la Asunción en Katmandú, matando a dos jóvenes e hiriendo a otras 14 personas. El atentado fue perpetrado por el Nepal Defense Army (NDA), un grupo fundamentalista hindú con raíces nacionalistas y paramilitares. Incluso el grupo extremista instó a los cristianos a abandonar el país bajo la amenaza de un baño de sangre. Nepal tiene alrededor de 27 millones de habitantes, donde conviven algo más de medio millón de cristianos de los cuales cerca de 8 mil son católicos. El resto de los habitantes son hinduístas.
En sus amenazas el NDA culpa a los cristianos de polucionar el país y les exigen que "abandonen sus actividades y dejen Nepal en el plazo de un mes". Este grupo reivindica un Nepal hindú y les advierte a los cristianos que se atengan a las consecuencias si no se van. Las amenazas también alcanzaron al padre Pius Perumana, pro-Vicario Apostólico en Nepal, y a un pastor protestante quien creyó oportuno permanecer en el anonimato.
A pesar de que las autoridades pusieron custodia a los amenazados, grupos cercanos al gobierno creen que el líder de del NDA, Ram Prasad Mainali, goza de ciertas influencias y de la protección de poderosos personajes ligados a la monarquía, que ven en este grupo la puerta para volver al antiguo régimen. Para convulsionar más la situación, con motivo de cumplir 62 años el antiguo rey Gyanemdra realizó declaraciones en donde se lamentaba de la falta de progreso del país, cuestionando a la República porque no mejoró la calidad de vida de la gente. Gyanemdra fue el más impopular de los reyes nepalíes ya que se lo relacionó con la masacre de la familia real en 2001 e intentó volver al absolutismo en 2005.
Lo cierto es que el gobierno del Primer Ministro Mudhav Kumar Nepal se enfrenta a serios inconvenientes para consolidar el proceso de paz, instancia que tiene a varios personajes y grupos como actores principales. Como un primer paso hacia un acuerdo Kumar Nepal tomó una decisión que fue elogiada por los observadores de las Naciones Unidas: a partir de noviembre cerca de 3 mil niños que actuaron junto a los guerrilleros y que viven en los campos demilitarizados, serán enviados de nuevo a sus hogares.





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